La corza blanca

El espíritu soñador y fantástico de Gustavo Adolfo Bécquer alcanza magistral expresión en sus Leyendas, un grupo de relatos escritos en prosa poética cuya temática se basa en elementos folclóricos tradicionales a los que Bécquer confiere un personal tratamiento romántico. La evasión de las convenciones sociales, la expresión de la intimidad y fantasía del autor, su gusto por las historias místicas, sobrenaturales o sacrílegas se plasma en unas narraciones de extraordinaria sensibilidad en donde están presentes dos mundos: el sobrenatural y el real.

En La corza blanca, leyenda aragonesa y último de los relatos de Bécquer adaptados por Historias, aparece un noble aragonés, llamado don Dionís, una hija del anterior, Constanza, y un sirviente de esta que se llamaba Garcés. Un día tras acabar la caza se reunieron todos bajo unos arboles llegando un zagal de nombre Esteban que pensaba que todos los ciervos iban contra él. Todos se reían de las gracias de Esteban menos Garcés que no paraba de pensar en el relato que había contado el primero sobre una corza blanca. Garcés amaba a Constanza, y pensó que si atrapaba a la corza blanca para ella, ésta caería rendida en sus brazos. Salió del castillo armado pensando que atraparía su botín y después de luchar contra todos los elementos consiguió verla junto a su manada…

Comentarios