El beso


Las Leyendas de Bécquer, escritas en prosa, podrían calificarse de poéticas por el esencial lirismo que emana de ellas. Inventadas unas y procedentes del acervo de historias populares otras, son tan variadas como bellas. Y muestran un componente fantástico fundamental.

El beso es una de las de argumento más sencillo: cuando los franceses entran en Toledo, durante la Guerra de la Independencia, son alojados en una iglesia. Un oficial queda maravillado ante la belleza de una de las imágenes femeninas, que representa a doña Elvira de Castañeda y que está junto a la de su marido. Durante una borrachera junto a sus compañeros, visitan la estatua y el oficial arroja vino a la cara del esposo. Después, mientras sus colegas le dicen que deje en paz a los muertos, se acerca a besar la figura de doña Elvira. Pero, cuando sus labios rozan los de la estatua, el brazo del marido se mueve y propina una sonora bofetada al francés, ante la mirada atónita de sus compañeros.

Se trata, por tanto, de una narración fantástica, tanto por la anécdota que cuenta como por la atmósfera de irrealidad con que Bécquer impregna sus leyendas, a lo que contribuye igualmente una prosa armónica, cargada de sonoridades musicales y de una modernidad sorprendente.

También se ofrece la dramatización de otra leyenda toledana escrita por Bécquer, La voz del silencio.

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