El ático

Los amigos de Santiago le recomiendan que eche un vistazo a un ático en concreto para su alquiler. El piso es magnífico y preparado para ser habitado de inmediato. El matrimonio que había vivido hasta entonces en él se había desecho al desaparecer el marido en extrañas circunstancias. El empleado de la agencia inmobiliaria comenta a Santiago que la única condición para alquilar el ático es que no cambie ninguno de los muebles o cambie el papel que adorna las paredes, papel en el que predomina unos impresionantes dibujos de un bosque y un lago. Durante la primera noche de estancia uno de los cuadros de la casa parece cobrar vida y comienzan a ocurrir unos hechos cuanto menos misteriosos.


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