Juan José Plans presenta El fantasma del teatro Jovellanos

El teatro Jovellanos tiene su propio fantasma. Un fantasma bueno y enamorado salido de la imaginación de Juan José Plans y que acaba de tomar forma escrita a través de la revista teatral La Ratonera.

Plans, que conoció el cine y se enamoró de Audrey Hepburn en el teatro gijonés, ya creó a su fantasma teatral allá por el año 1999, después de realizar una serie de programas radiofónicos en el Jovellanos. Se convirtió primero en guion y más tarde en texto que no tomó forma definitiva hasta 2004. Desde entonces ha permanecido su historia inédita hasta que ahora La Ratonera la saca a la luz.

Fue el propio Plans quien presentó ayer una historia que no es precisamente lo que se espera de él. Es una comedia cargada por los cuatro costados de amor. "Es un texto que hice para entretener: para entretenerme yo y para entretener a los demás". Su fantasma se llama Amadeo y es un músico fallecido que encuentra acomodo en el teatro gijonés y se enamora en él de Alina, una pianista. En medio de todo esto, un periodista y algún lío más.

Pero, lo importante, lo más importante, es que es una historia de amor que reivindica esa figura positiva del fantasma y con la que Plans, también, se ha querido librar de sus propios fantasmas. "Una de mis frustaciones es que me hubiera gustado ser director de orquesta", confiesa el escritor gijonés.

Por el momento, no hay ningún plan concreto para que la dramaturgia pueda subirse a las tablas, pero, tal y como indicaba su autor, todas las piezas teatrales se escriben con ese ánimo de ser vistas. Él confía en que algún día se suba a las tablas del Jovellanos. No será difícil ni costosa la escenografía. Se desarrolla en él durante un ensayo.

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Los fantasmas no tienen por qué ser malos o dar miedo. Más bien son como fue la persona en vida. Con esta reflexión de partida, el autor gijonés Juan José Plans ha escrito la obra El fantasma del teatro Jovellanos, una pieza evocadora protagonizada por el espíritu de un director de orquesta llamado Amadeo, sólo visible para algunos aunque muy real y con plena actividad durante la trama.

Se trata de una pieza en la que el Jovellanos se torna pieza central de una historia que denuncia cuestiones como el plagio, el robo de la autoría intelectual, y en la que aparece también el personaje de un periodista, Efrén, con una actitud profesional cuestionable. Y, por encima de ello, la historia de amor de dos músicos, Amadeo y Alina, con un juego de presencias, apariciones veladas y visiones sólo accesibles para alguno de los personajes.

Plans está convencido de que vivimos rodeados de fantasmas, si bien tradicionalmente se ha considerado esta figura como negativa. Por eso "reivindico la figura positiva de un fantasma que en este caso tiene un perfil romántico y nada terrorífico", aseguraba ayer el autor en el acto de la presentación oficial del texto, que acaba de aparecer publicado en el número 36 de la revista asturiana de teatro La Ratonera.

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