Con esta obra dramática de 1939, el escritor estadounidense Norman Corwin exhibe los poderes de la radio. Un medio tecnológico capaz de dar vida a las obras de Shakespeare o Beethoven y que se oigan, instantáneamente, en todo el mundo. Un medio que esconde su artesano mecanismo, la tramoya interminable de músicos, oficinistas, contables, actores, técnicos, letrados y locutores. Un medio con futuro, como anticipó Corwin ya hace casi 70 años: Parece que la radio ha venido para quedarse.
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