La sirena de la niebla

Ray Bradbury, en la revista The Saturday Evening Post, publicó en 1951 un breve relato: La sirena de la niebla. Es ante todo, vía narrativa, un intenso y espléndido tratado de la soledad. El marco elegido es, al igual que la profesión de sus personajes, el más idóneo para ello.

En un aislado faro, sobre una roca, a varios kilómetros de la costa, en la que no hay ningún pueblo cercano, sus encargados llevan una vida solitaria. Uno de ellos, McDunn, el veterano, cuando se queda solo piensa en «los misterios del mar», en cuyas profundidades, según él, llegaremos a conocer el verdadero terror. ¿La soledad? ¿La soledad en la que habita un monstruo que lo angustia desde hace un millón de años? ¿Nuestra soledad reflejada en tal criatura? Porque «el hombre va y viene por este patético planeta» nos acaba diciendo Bradbury.

Comentarios