Hay veces que un autor queda indisolublemente ligado a una obra. Poco importa que su bibliografía comprenda muchos más títulos, para el lector únicamente cuenta uno. Sólo sus más apasionados admiradores y la crítica especializada tendrán noticia del resto de su producción, pero incluso ellos, según se trate de textos escritos antes o después de aquel por el que se le venera, la consideraran esbozos del libro por el que se idolatra al escritor o intentos fallidos de repetirlo. Bram Stoker es el mejor ejemplo de la confirmación de esta regla. Su fama se circunscribe solamente a Drácula (1897). Se ignoran de esta manera sus otras diez novelas, entra las que se encuentran títulos tan logrados como La dama del sudario (1909), La madriguera del gusano blanco (1911) y toda su producción breve aun por catalogar habida cuenta de su magnitud y su dispersión entre la que destacan piezas como El entierro de las ratas (1878), de inclusión obligada en toda antología del género.
Con motivo del 150 Aniversario del nacimiento del escritor irlandés y el centenario de su obra más conocida, Historias abrió en aquel lejano 1997 un ciclo dedicado a Stoker y su Drácula. En esta ocasión se ofrece la biografía del autor y la dramatización del relato Un sueño de manos rojas que al igual que el resto de su bibliografía muestra la fuerte personalidad de su literato, sus habilidades como narrador y su obsesión por lo extraño, lo sobrenatural y esotérico o, sencillamente, por el lado más oscuro del ser humano.
muy buenos sus aportes
ResponderEliminarUn placer.
Eliminar